Geotecnia de Calidad

miércoles, 21 de septiembre de 2011

GEOLOGÍA CRIMINAL

Corrían los años del post-olimpismo en Barcelona, cuando tuve uno de los encargos más originales de mi actividad como geólogo (otro fue cuando contrataron a nuestro equipo de sondistas para rodar un anuncio de Coca-Cola...). Contactó conmigo un detective privado que trabajaba en el caso de una chica que había muerto al pie del acantilado del Morrot, que es la escarpada ladera que domina el Puerto de Barcelona, en la montaña de Montjuïc.

El cadáver lo descubrió un vagabundo, junto a la carretera de Miramar, al pie del Mirador del Alcalde, desde donde parecía haberse precipitado la joven. Los antecedentes personales apuntaban a un posible suicidio tras un desengaño amoroso, pero el caso es que el cuerpo había aparecido semi enterrado, y claro está, es difícil y hasta macabro, suicidarse, y después sepultarse uno mismo cuando ya está bien muerto. En consecuencia también existía la posibilidad de un asesinato.

Cuando analizamos el lugar de los hechos, enseguida vimos que la chica había sido fatalmente rematada por un desprendimiento rocoso. Se apreciaba claramente la zona del desprendimiento en lo alto del acantilado, y como los derrubios habían sido canalizados hasta la zona del depósito, donde los bloques caídos habían sepultado parcialmente el cadáver.
 Foto 1. Acantilado del Morrot, con una esquina del castillo en la parte superior izquierda, reposando sobre la formación Castell. En el extremo derecho, las margas azules del la formación Miramar, sobre las que se sitúa el Mirador del Alcalde.
 
La montaña de Montjuïc (172 m), está formada por sedimentos del Mioceno superior (Villafranquiense-Tortoniense), formados por una alternancia entre areniscas silíceas cementadas, margas, y arenas no cementadas, formando una secuencia deltaica, de unos 200 m de espesor, de estructura subhorizontal. A menudo alternan capas de arenisca dura, con arcillas y margas blandas, lo que favorece una erosión diferencial. En el Morrot afloran estas alternancias (formación Castell), que se sitúan sobre potentes bancos de arenisca (formación Morrot), y que tienen por encima a las margas azules de la formación Miramar.

Estos sedimentos descansan, en la vertiente occidental de la montaña (Paseo Zona Franca), sobre un Mioceno inferior, probablemente Burdigaliense, formado por arcillas y gravas arcillosas, de coloraciones rojizas. Los sondeos realizados para el ramal de la Línea 9 de metro así lo indican. Sin embargo, un sondeo realizado en el Puerto al pie de la montaña (en el acceso al puente levadizo que lleva a la terminal de cruceros), ha perforado recientemente filitas Paleozoicas a partir de la cota absoluta –27 m, sugiriendo que en esta zona el Mioceno reposa directamente sobre un umbral paleozoico.

En la zona marítima del Morrot, existe una falla normal, paralela a la costa y que pasa justo por debajo del Faro que hay en la ladera del Castillo de Montjuïc. Esta fractura forma parte de una falla mayor también paralela a la costa, la falla de Barcelona, que se sitúa bajo el mar y que está originada por la distensión Neógena que afectó al mar catalano-balear.

Como consecuencia de la falla del Morrot, la roca miocena se presenta en este sector muy fracturada y diaclasada, con frecuentes juntas paralelas al acantilado, lo que facilita el desprendimiento de bloques prismàticos en las areniscas, mientras que las margas azules de la formación Miramar, favorecen deslizamientos de tipo rotacional, favorecidos por pequeños acuíferos formados en épocas de lluvia en los niveles arenosos, y que tienen su base impermeable en dichas margas. Los vientos marinos, húmedos y salinos, junto con la alteración hidrotermal que presenta el macizo rocoso son factores adicionales que favorecen los desprendimientos.

La presencia de inestabilidades en el frente del Morrot es conocida y está documentada desde antiguo, existiendo diversos sistemas de protección (barreras dinámicas sobre la Ronda Litoral, muros, gunitados, etc.) Recientemente, los movimientos en masa han obligado a la instalación de una pantalla discontínua de micropilotes en el mirador del Alcalde, lugar que cada día es visitado por centenares de turistas, que ignoran que al pie del talud desde el que fotografían Barcelona, hasta aburrirse, una joven decidió cortar por lo sano con su vida (lo cual no es ciertamente sano), cuando el resto del personal todavía pensaba que las medallas conseguidas en los Juegos no harían sino incrementar en un futuro, en el que además todos seríamos indecentemente ricos.

La verdad es que siempre me quedó una duda: en realidad también podía ser un crimen perfecto. Quizás el asesino era un geólogo, buen geomorfólogo y conocedor de la inestabilidad de la montaña, que sabía que tras unas fuertes lluvias, no tardaría en producirse un desprendimiento que enterraría a la chica que previamente había matado a golpes de piedra (lo propio de su profesión), despistando a la policía... y al geólogo que escribe este blog.

Ya se sabe, los geólogos son mala gente...


Canaima, Venezuela

Las tres siguientes fotos fueron tomadas en 1.988, durante un viaje por Venezuela. La primera es la laguna de Canaima, lugar que recomiendo a todos los amantes de la naturaleza. Vemos el salto Hacha, formado por el río Carrao, que es afluente del Caroní.

Desde Canaima, una visita obligada, a pie, en curiara (piragua) o en avioneta, es al Salto Angel, que es la cascada más alta del mundo (976 m de caída libre). Se llama así en honor al aviador americano Jimmy Angel que la sobrevoló varias veces en 1.936, haciendo un aterrizaje forzoso en la cima del Auyantepuy, que es una de las típìcas montañas (tepuys), de paredes verticales y cumbre tabular de esta zona, formadas por arenisca.

En realidad si Jimmy Angel conoció la cascada fue gracias a un aventurero catalán, marino y buscador de oro y diamantes: Félix Cardona, que recorrió la zona a pie en la década de los años 1.920 a 1.930. Así que el nombre merecido sería de Salto Cardona.


La última foto no està tomada en Canaima, sino mucho más al oeste, en las cercanías de la alta cuenca del río Orinoco, del que recorrimos 800 km en curiara durante 15 días, para poder conocer a la etnia de los Yanomami, uno de los pueblos más "primitivos" del planeta, y en aquella época todavía poco conocidos.

El tepuy de la foto es el Autana, uno de los más bonitos y solitarios que tuvimos ocasión de conocer.


3 comentarios:

Gui Gon Se dijo...

Juro que abans de llegir-ho, la meva dona i jo (arquitectes i calculistes -d'estructures, és clar :-) ja estabem apostant per un assassí geòleg!!! :-D
Boníssim l'article!! I felicitats pel blog, que segueixo a l'hora que el del Juanjo...

albert martinez dijo...

Hi ha una altra possibilitat: estava mirant el paisatge tranquilament però massa a la vora del cingle, es va produir el deslliçament, va caure i va acabar tapada per la cua del deslliçament...

David Parcerisa dijo...

Boníssim!!!